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Esperanza terminal

3/1/25

Por

Asdrúbal A Romero M

El 2025 es esperanza, pero también compás de espera. Resultados de un focus group

Las temporadas de fin de año siempre son propicias para el fructífero intercambio de opiniones en múltiples reuniones y conversaciones con gente amiga. En todas ellas, este 2024, la discusión sobre “lo que podría ocurrir en Venezuela el próximo año” ha estado omnipresente.  Esperanza terminal es el título con el que sintetizo el principal mensaje que he recibido en esta especie de focus group informal que he acometido sin previa intención. Para mi gratísima sorpresa: la ESPERANZA ha sido el eje dominante de las opiniones recogidas, con un porcentaje de coincidencia casi total. Y enfatizo el carácter sorpresivo de esta conclusión, considerando el amplio espectro de mis interlocutores, en cuanto a su ubicación en una escala de optimismo de cara a la posibilidad de concretarse un cambio político en Venezuela -he tomado como referencia la percepción extraída prácticamente de la misma muestra, con pequeñas variaciones, a finales del 2023-. El “allá no va a cambiar nada” ha desaparecido del diccionario de hasta los más escépticos. Esta inesperada carga máxima de esperanza, me motivó a indagar sobre los argumentos de la opinión patriota para abrigarla.


“No se les ha dado ni una a su favor”, esta expresión coloquial refiere a esa alineación de factores internos y externos, que se ha venido articulando con posterioridad a la Primaria, en creciente detrimento de la estabilidad del régimen. En la contabilidad de los factores internos, por supuesto que la mayor preeminencia la tienen todos los acontecimientos relativos al 28J. La gesta del movimiento liderado por MCM logró desnudar al Régimen de ese disfraz democrático, que todavía proporcionaba alpiste a los escasos defensores que les quedaban en el concierto democrático occidental. El rechazo que despiertan es total, máxime cuando han optado, al verse descubiertos in fraganti, por subir su apuesta a una estrategia represiva y sanguinaria que empeora aún más su imagen de consuetudinarios violadores de derechos humanos.


Por otra parte, el liderazgo opositor se percibe unificado y regenerador de la confianza perdida en reconocimiento de su alto perfil ético. Si alguna crítica se le hace a MCM -muy pocas voces-, es la posibilidad de que no disponga de un plan final resolutivo antes del 10 de enero. A lo que antepongo el argumento de que contar con un plan con tal garantía de éxito no era factible, a menos de que se dispusiera de elementos de fuerza para contrarrestar la criminalidad del régimen. Nunca nos engañó, siempre fue consistente en su valoración de la naturaleza del régimen. Y si aceptó entrar en el juego democrático, en mi opinión fue porque se requería terminar de convencer, de una vez por todas, a densos sectores de la población que todavía acariciaban la quimera de una salida democrática sin violencia. El régimen nos declaró a todos los venezolanos una variante moderna de la Guerra a Muerte. Pero, colectivamente, los venezolanos optamos por evadir la confrontación con tan cruel verdad. De allí la quimera, que nos explotó en nuestras propias caras el 28J.  Fue necesario transitar por ese camino para que pudiera gestarse alrededor de MCM un liderazgo fuerte, único y confiable. 


Por esto, no debe escandalizarnos ni desesperanzarnos el que, por ahora, no se concrete un sobrevenido plan para el 10 de enero. Si ocurre, un millón de reverencias para sus gestores. Pero si no ocurre, que es lo que la mayoría ya presiente como evento más cónsono con la realidad, la esperanza no declinará de manera instantánea, porque ella trasciende al 10 de enero.  La convicción de que ya se ha parido EL INICIO DEL FIN ha tomado posesión en el imaginario colectivo.


Esta convicción se alimenta, según coincidencia de la mayoría de los consultados, por la consideración de los factores externos y de geopolítica. La caída del dictador sirio, las debilidades de Putin y del régimen iraní son factores geopolíticos que acrecientan la vulnerabilidad del chavo- madurismo. Quedan los chinos, pero me cuento entre los que no ven a China pagando un alto costo político internacional para defender a unos supuestos socios que han resultado ser, absolutamente, inconsecuentes con ellos en el plano económico.


El factor externo de mayor incidencia y preocupación para el régimen lo constituye el esperable cambio de política de los EU hacia Venezuela. Cabe señalar que la mayoría de los compatriotas centran sus esperanzas en lo que pueda hacer el gran país del norte. La llegada de Donald Trump a la Presidencia no es, precisamente, lo que genera grandes expectativas. Las opiniones están muy divididas sobre lo predecible del personaje. Contrariamente, sí las generan la designación del senador Marcos Rubio como Secretario de Estado y la actitud decidida y abierta de un grupo de senadores, en apoyo a un cambio político en Venezuela. El que promuevan una ley a nivel del congreso de ese país, la cual incorpora un incremento de la recompensa por la cabeza de Maduro a 100M$, no es ningún lanzamiento de fuegos artificiales sin consecuencias. Quizás sea por esta iniciativa senatorial, que la mayoría se inclina por una movilización de los EU más del tipo back door -de puerta trasera-. No se aspira ni se percibe como probable, una intervención abierta y formal del gobierno americano, sino más bien una iniciativa autorizada a través de canales informales y focalizada en contra de algunas cabezas del régimen. ¿Estoy delirando? Pues no soy solo yo, es lo que estamos pensando muchos y reviste cierta lógica. Ya no se puede dejar correr más el tiempo. El momento es el apropiado. ¿Y no hacer nada….?


Consciente de que el calificativo TERMINAL demanda alguna explicación de mi parte, recurriré a una metáfora de ingeniero electricista. El condensador de la esperanza está cargado cuando escribo estas líneas el primer día del año. Si Maduro se juramenta el diez, se producirá una merma de esa carga, pero sólo eso, porque la mayoría ya tiene asumido que es lo más probable que ocurra. Cuán grande será esa merma instantánea, localizada mayormente entre los residentes en el país, dependerá de la atención que se le haya prestado a algunas afirmaciones del Presidente Electo. En lo particular, me habría gustado que fuese más cauto. Reitero, de concretarse un plan en sintonía con las “promesas presidenciales”, diremos “chapeau”, mucho nos alegrará y sorprenderá. En el caso contrario, su efecto será contraproducente. Habría comenzado la descarga del condensador.


Trascurridas las semanas y los meses sin la concreción de alguna señal potente, la descarga de las esperanzas se irá acelerando. Imposible predecir el futuro, pero si se desperdicia este momento tan oportuno de acumulación de factores a nuestro favor y no se articula algo en concreto, sí es pronosticable que se produzca un vaciamiento del condensador de esperanzas antes del inicio del 2026. Habría finalizado otro ciclo político sin solución. Un nuevo reverdecer de esperanzas solo podría suscitarlo el surgimiento de un liderazgo de naturaleza más subversiva porque espacio para la Política no han dejado. O que MCM asumiera la reconversión de su liderazgo.  La Historia está escrita en los libros y no nos miente.


El escenario de descarga total del condensador de esperanzas es terminal e implicará otro pico importante en la despoblación del país. Muchos compatriotas te lo dicen: el 2025 es esperanza, pero también compás de espera. ¡Ya no aguantan más!






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