Los destellos
11/10/24
Por
Asdrúbal A Romero M
Reseña de la última película de Pilar Palomero y menciones a otros muy buenos films españoles
En las recientes dos semanas he visto cuatro películas españolas. “El 47”, con una soberbia actuación de Eduard Fernández, me transportó a los buenos tiempos del cine social latinoamericano y es bastante recomendable. “Soy Nevenka”, es la que más me ha gustado con notable diferencia y delego en mis lectores que investiguen sobre ella. Por mi parte, centraré mis comentarios en esta oportunidad en la tercera cinta de la directora Pilar Palomero, titulada “Los destellos”. Desde que vi la ceremonia de entrega de los premios del Festival de Cine de San Sebastián ‒SSIFF Donostia Zinemaldia‒, en la que su actriz principal Patricia López Arnaiz ganó la Concha de Plata por mejor actuación femenina y al enterarme que Antonio Torres, legendario actor de grandes películas españolas, era su contrafigura principal en ella, mis pupilas cinéfilas se enfocaron en el objetivo de verla.
Una joven universitaria se ve en la necesidad de abandonar con frecuencia sus tareas de culminación de carrera, con la finalidad de ver más por su padre, Ramón, que está en sus últimos días a causa de una severa insuficiencia cardiaca. Para ello tiene que viajar al pueblo, algo distante, en el que también vive su madre Isabel. Ellos, sus padres, llevan separados varios años. La hija Madalen, también muy bien interpretada, le pide a la madre que la ayude en el cuidado de su padre e Isabel al principio se resiste. No obstante, a ella le preocupa el perjuicio que le puedan ocasionar sus cada vez más frecuentes escapadas al pueblo en el cumplimiento de sus objetivos académicos y por ello comienza a ceder. Es así como, de manera progresiva, Isabel se ve forzada a penetrar en ese territorio peligroso que la mayoría de los seres humanos evadimos explorar cuando una relación romántica se ha cerrado: el de los recuerdos felices y amargos de sus vivencias comunes como pareja. A mí de entrada, solo con la información obtenida antes de acudir a verla, vislumbré que la situación a partir de la cual se iba a desarrollar la trama de “Los destellos” contenía en sí misma un inmenso potencial ˗otra razón para que mis expectativas se acrecentaran˗.
En las historias de las parejas, buenas o malas como cada cual las pueda sintetizar, suele encontrarse una entretejida y profunda diversidad de felices episodios, tiranteces y hasta muy rudos desencuentros teñidos de violencia sicológica y, algunas veces, física. Cada vez que se cierra una relación, esa historia queda allí, como clausurada, y lo usual es que sus protagonistas se paseen por el resto de sus vidas evadiendo tener que reabrir aquellos capítulos. A Isabel no le queda más remedio que tener que reencontrarse con ellos. Y yo como espectador, quizás porque a raíz de mi historia personal imaginé otra película, aspiraba a que en los destellos sutilmente contados se me incluyeran también los destellos, en forma de clave, de la historia sentimental de Ramón e Isabel. No fue así y, en cierta forma, ello me generó una decepción. Salí de la sala pensando que la película no había estado a la altura del potencial que había vislumbrado.
A lo mejor, la culpa fue mía al anticiparme sobre lo que “Los destellos” me podía ofrecer. Es una película de silencios que mucho dicen, con un virtuosismo en el manejo de la cámara y fotografía excepcional. ¡Actuaciones magníficas! Nos habla sobre el necesario reconocimiento a nuestra finitud humana. Sí que cuenta, de manera muy pausada, cosas atinentes al abordaje de la proximidad de la muerte y la virtud de ese temido tránsito a brindarnos, en forma de destellos, los eventos más brillantes de esa vida que se nos va yendo. Pero, insisto, sobre lo que pueda haber ocurrido entre Ramón e Isabel muy poco, casi nada. Y yo esperaba más, de aquí mi frustración por expectativas insatisfechas. Sé que soy reiterativo, pero creo que con mayor solidez en el guion se hubiese podido aprovechar todo ese “jugoso” potencial que el triángulo inicial prometía.
Voy a intentar explicarme con una referencia a otra película, la franco‒alemana “Anatomía de una caída” de muchos premios y reconocimientos en el 2023. También una pareja y un hijo con destacada presencia. Al principio de la cinta, el esposo cae desde una altura importante y muere en lo que aparenta ser un suicidio. Pero, la trama se va complicando y llevan a juicio a su esposa como sospechosa de haberlo asesinado. Hay una poderosa escena en esa película, un flash back contentivo de una dura discusión entre ellos. Ese dialogo de breves minutos nos basta para comprender las fundaciones del sólido muro que se había erigido entre ellos. Esa escena contiene la clave del rompecabezas que, una vez resuelto, nos permite darle sentido a todo lo que película nos va contando.
En la mayoría de tales historias de parejas fallidas existe esa clave y no es necesario recrear complejas narrativas para trasmitirla. Por esto, mi reclamo a que la Palomero, quien también es la única guionista de “Los destellos”, no nos aportara pistas sobre lo que había separado a Ramón e Isabel. ¿Cuál había sido su historia? No era necesario para contárnosla añadir un extenso rollo melodramático a su hermoso e inteligente film. Esto hubiese contribuido a degradar su calidad. Sólo le faltó ese giro magistral de guion que, de haberlo conseguido, habría potenciado su cinta al sitial que ocupan las obras maestras.
Concluyo mi reseña, destacando la actuación de la ganadora de la Concha de Plata: ¡Insuperable! Al principio de este texto les hablé de cuatro buenas películas españolas y solo he mencionado a tres. Me falta referirme a la cinta escogida por la Academia de Cine para representar a España en el maratón conducente a las cinco que, finalmente, optarán al Óscar para mejor película en lengua no inglesa. Se trata de “Segundo premio”. Una película ambientada en la Granada de los noventa, sobre los avatares vividos por los integrantes de un grupo de rock. También con una estética muy bien lograda, buenísima música, pero sin la entidad suficiente para representar en el Óscar a un país donde se ejecuta tan buena filmografía. Seguro estoy que, en el período válido para la selección, se lograron estrenar unas cuantas películas españolas con mayor entidad para aspirar a lo máximo de la premiación cinematográfica en el ámbito internacional.
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